Despiden a sacerdote fallecido: un buen pastor y hombre de Dios

Despiden a sacerdote fallecido: un buen pastor y hombre de Dios

Con emotivas palabras de “buen pastor” y “un hombre que amó a Dios” fue despedido el padre Ángel Jiménez Valdebenito, durante la celebración de la eucaristía fúnebre, en la catedral de Concepción.

 
Martes 10 de Diciembre de 2019
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El padre Ángel falleció, a los 91 años, el domingo 8 de diciembre, en la festividad de la Inmaculada Concepción, en la Casa del Clero, donde permaneció durante los últimos cinco años, al cuidado de las religiosas Pías Discípulas.

Tras su fallecimiento, sus restos fueron velados en la catedral y el lunes fueron llevados a la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Tomé, donde sirvió por más de 30 años como sacerdote y párroco, habiendo cumplido una extensa acción pastoral en otros lugares de la diócesis y en el Seminario Metropolitano. La comunidad de Tomé le brindó su agradecimiento y reconocimiento antes de retornar los restos a la Catedral, donde este martes 10 de diciembre, se celebró la Misa de exequias, para posteriormente ser sepultado en el mausoleo del clero de Concepción.

La eucaristía, en la catedral, fue presidida por el arzobispo, monseñor Fernando Chomali y concelebrada por monseñor Alejandro Goic, el clero y numerosos diáconos; asistió, además, numerosas personas que coparon el templo, para testimoniar a quien fuera un querido sacerdote.

En esta Misa, la homilía estuvo a cargo de Mons. Goic, por la cercanía y amistad que hubo con el padre Ángel. “El padre Ángel fue para mí, como dice su nombre, un Ángel. Desde hace 60 años, cuando me recibió como seminarista en Concepción, nació una amistad muy profunda entre nosotros dos, por eso, con sentimientos de hermano y amigo, me dirijo con gratitud a Dios por esta vida que termina en este mundo, pero que comienza en la eternidad, en la cercanía con Dios”, expresó emocionado.

“En mi larga vida sacerdotal y episcopal he conocido a muchos sacerdotes, grandes pastores, pero les confieso no he conocido muchos como Ángel, un hombre entregado, un hombre enamorado de Dios, un hombre fiel a la Iglesia, gran servidor de los pobres y de los sufren. Fue un hombre de Dios .Durante toda su vida, me recuerdo en el seminario, era nuestro prefecto en los años de estudios, nos enseñaba que un seminarista y un sacerdote tenían que gastar parte de su vida en la oración, en la intimidad con Dios y eso hizo durante su vida. Porque solo estando unido a Aquel que es la fuente de la verdad y la vida es posible dar frutos de amor y servicio”, agregó.

Enfatizó que el padre Ángel fue un hombre que amó a Dios. “Y que hizo de Jesucristo su hijo divino, el centro de su existencia. Contaban que en Tomé, en ese lugar donde vivió casi 30 años, el pueblo dio un homenaje merecido y reconocido por todo lo que él hizo en su vida, por sobre todo por lo que fue un pastor, como diría el Papa Francisco, con olor a oveja”.

Hizo notar, además, que fue “un hombre lleno del espíritu de Dios, pero también fue un hombre fiel a la Iglesia. En sus más de 60 años de sacerdocio, sirvió a seis arzobispos, seis hombres que les correspondió servir a esta iglesia de la Santísima Concepcion, el último, el actual prelado Fernando; hombres diferentes, hombres con cualidades y límites como cualquier ser humano, pero reconocía en ellos, el principio de unidad y comunión de la Iglesia. Siempre respetó y obedeció a sus obispos, porque comprendió claramente, que sin Obispo no hay comunión ni hay iglesia. Es otro de los grandes legados, porque amó a la Iglesia, fiel a sus pastores, se entregó, nunca en mi vida en las veces que conversé con él, le escuché una crítica amarga contra un arzobispo. Los amaba, los comprendía y eventualmente, les perdonaba sus límites, como él mismo era consciente de la necesidad de ser perdonado, de sus propios límites”.

Crisis

Afirmó que “ustedes y yo sabemos lo que nos ha pasado como Iglesia. Dificultades que hemos tenido y que todavía tenemos, pero hay algo que es fundamental. Hace poco un periodista me preguntaba, cómo salir de la crisis que vive la Iglesia. Mi respuesta fue, pensando en él, amar a Dios, ser fiel a la Iglesia y servir y servir incansablemente a los mas pobres, a los que más sufren, a los que más necesitan del afecto y cariño del pastor bueno. No hay otro camino, reconocemos los pecados propios y ajenos, pero para superar la crisis, es necesario tener pastores con un corazón lleno de amor a Dios, lleno de amor a la Iglesia y lleno de amor a los hermanos, especialmente, a los que más sufren”.

Manifestó que “en esta eucaristía pascual, alabamos y bendecimos a Dios, damos gracias por esta vida que termina en el mundo, pero esta vida que se hace transparente ante el Dios, que entregó su existencia, para salvarnos. La Iglesia y los que a ella pertenecemos por el bautismo, ustedes hermanos laicos, mujeres consagradas, ustedes diáconos, sacerdotes y nosotros obispos, estamos para testimoniar que Dios es más Grande que las dificultades que vive el país, se pueden superar en la medida que tengamos esa atención, profundo respeto por cada ser humano, especialmente por los más humildes”.

Padre Osorio

Una de las personas y sacerdotes más cercano al padre Ángel fue el padre Francisco Osorio, quien estuvo junto a él en Tome, manifestó que “toda mi vida estuvo ligada al padre Ángel, partiendo por ser mi padrino de bautismo, muy amigo de mi familia. Todo lo que yo soy, se lo debo al padre Ángel.

Quiero agradecer su testimonio de vida, lo que nos enseñó, su amor y cariño y fue también un buen pastor al servicio de nuestra Iglesia, pasó por el mundo haciendo el bien, como Jesucristo, haciendo vida la palabra de Dios. Creo que Monseñor Goic nos recordaba que, ser, en el fondo, buenos pastores, con olor a oveja, que se necesita para este tiempo, que ha necesitado siempre y sigue necesitando con fuerza para el mundo. Agradecer su vida, su entrega, su testimonio, por lo que nos entregó a cada uno de nosotros”.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 10-12-2019