Desde temprano peregrinos esperaban conseguir una buen lugar. Pueblos andinos acompañaron a la Madre del Señor de Fátima hasta la explanada del Cristo, en donde expresaron las tradiciones propias de las ancestrales comunidades. Con inciensos, cantos devocionarios, banda de bronce y zampoñas, engalanaron el momento de celebración.

En una homilía catequizada, monseñor Moisés Athisa relacionó el contexto de celebración en el Morro de Arica, y sus contrastes como hito histórico y de fe. “ En este Morro flamea nuestra bandera y en ella, la estrella signo de María que mira a los que aquí peregrinamos”. En un segundo momento aludió al sentido de pertenencia. “ Ella viene de Fátima y es motivo de acción de gracias de multitudes”, proyectando este mensaje a la actualidad en Arica en el aquí y hoy como signo de bendición.

Al final, desde las letras que componen el nombre de Fátima hizo un desglose, enmarcando el valor y sentido de vivir atentos a los llamados de Dios: Familia y fraternidad. Amor de María, que nos trae el amor de los amores fuente de Salvación. Ternura de Dios, que se refleja en la humildad de su servidora, de la que somos sus hijos e hijas. Iglesia, comunidad de hombres y mujeres que buscan a Dios. Misericordia, que es una mirada de Dios en nuestras vidas. Amistad, para establecer lazos verdaderos y sinceros como hermanos y hermanas.

Para los ariqueños y ariqueñas, el Morro de Arica es el lugar de encuentro, de historia, de hacer memoria agradecida, simbolizada en el Cristo de la Concordia -o de la Paz- y de la Capilla Carmelitana, que lo acompaña. Allí, María del Rosario de Fátima hoy bendijo nuestra ciudad y su amor toca corazones.

Fuente: Diócesis de San Marcos de Arica
Arica, 22-09-2019