Cuál es su impresión del retiro?: La primera impresión es de un clima de comunión con todos los capellanes de Chile, que están sirviendo en las distintas unidades y reparticiones del país, desde Arica hasta la Antártica, con una experiencia de comunión en el ministerio sacerdotal muy profunda. Es una convivencia muy hermosa con todos los que servimos a la Patria, con sencillez y humildad que nos refuerza en la vida presbiteral, cuyo fin es servir a la comunidad, servir a todas las personas que dependen de las FFAA y Carabineros. Hoy es una experiencia de Paz, un remanso de tranquilidad en medio de la vida cristiana que estamos viviendo en nuestro país, para renovar y fortalecer nuestros propósitos como sacerdotes y poder brindar un servicio según el querer de Jesucristo a todas las personas.

¿Nos podría comentar qué le ha iluminado el Espíritu Santo como propósito en el retiro?: No tengo duda que el Espíritu, a mí y a todos los capellanes, nos pide ser fieles en el Servicio. Por eso necesitamos nutrirnos del Espíritu de Dios para poder entregarlo, así se entiende el ejercicio sacerdotal, principalmente hoy, en medio de esta sociedad que está prescindiendo de la fe y de Dios. Por eso el Papa nos invita a ser una Iglesia en salida, a no quedarnos sentados en nuestras iglesias esperando que todos lleguen, tenemos que salir a las periferias. En mi caso, una atención concreta de las extensas periferias en la Armada, son aquellos que están navegando, los que cuidad los faros en los extremos del país, haciendo patria con sus familias. Ahí donde nadie llega y cuidan la periferia del país, en las fronteras, poder llegar con este mensaje del Evangelio en sus vidas, a sus familias, a los que están solos o abandonados, a los enfermos en los distintos hospitales institucionales. Ahí uno ve, como hasta el último momento de su vida lo dan todo por servir a la patria, tanto los retirados y los en servicio activo.

Que mensajes le envías a tus fieles y los del Obispado Castrense?: Queremos que sepan que tienen sacerdotes que están entregados al 100 % a su servicio, que sepan que hay sacerdotes que los van a acompañar incluso a la guerra, en los momentos más complejos y difíciles que tengan, sabiendo que hay una alegría profunda que es la del resucitado, que está en cada uno de nosotros y que en cada uno de sus servicios lo llevan a todas las personas, y a todos los chilenos.
Este año, en la Armada cumplimos 200 años como Servicio Religioso, desde el primer sacerdote que fue nombrado por Bernardo O’Higgins y que partió con la Escuadra Libertadora al Perú. Desde esa fecha hasta hoy se ha mantenido el servicio de capellanes en las diferentes bases y zonas del País. Por ejemplo te puedo señalar uno de ellos, el capellán Cristi, que murió en la guerra del Pacifico atendiendo a los enfermos en Perú, y es ahora un símbolo y ejemplo para todos nosotros los capellanes, que estamos dando día a día, la vida por todos y cada uno de los que participan en la Armada.

A mis cadetes, que son de verdad este divino tesoro que es la juventud y que se la juegan por un ideal, jóvenes con ganas de crecer, de querer formarse como líderes para una vida distinta, desafiante y llena de aventuras, que es ser marino y navegar. Es hermoso ver, a través de sus ojos, de hombres y mujeres, las ganas que tienen de servir desinteresadamente, toda su vida, a los demás.

Fuente: Comunicaciones Castrense
Valparaíso, 02-09-2019