Hace 50 años nació esta devoción popular a la Virgen del Carmen en la localidad sanfernandina de Roma. Es así como el primer domingo del mes de diciembre de cada año se lleva cabo la peregrinación desde la ciudad de San Fernando hasta la localidad de Roma, ubicada en la pre cordillera.

La caminata se inició en la intersección de las avenidas Bernardo O’Higgins y Manuel Rodríguez, a las 5:30 horas de la madrugada. La marcha – de 11 kilómetros- es encabezada por la imagen de la virgen María del Carmen, que es transportada al hombro de cuatro devotos, que a lo largo del camino se van relevando unos con otros.

Son entusiastas y sacrificados varones, dispuestos a realizar este desplazamiento, que tiene una duración de más o menos tres horas de trayecto y se ejecuta caminando.

La procesión fue asistida y motivada por un grupo litúrgico compuesto por personas de las diferentes parroquias de San Fernando, que en el caminar acompañan a través de oraciones y cantos a los fieles. A lo largo del recorrido, fieles de las distintas localidades se fueron sumando como cada año a ésta, aportando su entusiasmo y un piadoso cariño a la madre de Jesús.

Esta popular manifestación de fe popular tuvo como culminación la celebración de la Eucaristía, que se realizó en el estadio municipal de Roma, que fue oficiada por el obispo Fernando Ramos, acompañado de sacerdotes, diáconos, religiosos.

Sus inicios

Esta manifestación de fe nace bajo la entusiasta motivación del fallecido presbítero Iván Cavieres, en el año 1969. El primer domingo de diciembre de aquel año, apoyado por el entonces párroco de San Fernando, presbítero Humberto Sepúlveda, y el fallecido Fray franciscano Hugo Araya, junto a más o menos de 200 varones, se realizó la primera peregrinación. Es que esta actividad desde sus inicios hasta el año 1989 fue exclusiva para varones, luego se incorporaron mujeres y niños.

Hay que destacar la participación de numerosos vecinos de sectores contiguos a la localidad de Roma, que con una actitud desinteresada y un gran aprecio trabajan, como lo hicieron aquellos laicos de la comunidad de San Roque de Roma en aquellos años. Al culminar la Eucaristía vienen las muestras de cariño y fervor popular, como por ejemplo, la presentación de un conjunto folclórico que canta y baila cueca frente a la imagen de la Carmelita y de los huasos en sus cabalgaduras, que se sacan sus sombreros en señal de respeto.

Fuente: Comunicaciones Rancagua
San Fernando, 02-12-2018