Por José Francisco Contreras

"Caí detenido por primera vez a los 12 años y desde entonces viví prácticamente toda mi vida entre hogares de menores y cárceles. Me gustó la ley de la calle, sin obedecer a nadie, viviendo una vida con lujos y sin esfuerzo. Probé las drogas, el neoprén, la pasta base, la cocaína, el alcohol".

Rubén Monardes tiene 35 años, casado, un hijo y una hija de 10 y 2 años respectivamente entregó valientemente su testimonio al final de la misa. Muchos como él han pasado por la Fundación Paternitas. El 71% de ellos logra reinsertarse con buen éxito en la sociedad, el mundo laboral y la familia. La Virgen de Montserrat es la patrona de la fundación. "La Morena", como la llaman sus devotos, también es la patrona de las miles de personas que están en las cárceles."Ven en ella la abogada, a protectora y la amiga en medio de su dolor", comenta el padre Vial.

Dolor que conoció por años Rubén Monardes: "Yo estaba cegado y no quería cambiar. Lo malo lo consideraba bueno y lo bueno malo. La violencia en mí iba creciendo cada día. De mis 35 años he estado casi 18 detenido. Tengo todo mi cuerpo con operaciones y puñaladas. Y he estado más muerto que vivo".

Gracias a un permiso que Paternitas obtuvo, muchos reos que están por terminar sus condenas asisten a cursos de capacitación en La Viñita y luego vuelven a prisión. Volver a la sociedad luego de una vida de delitos y cárceles depende de la capacitación, explica el director.

"Aunque Dios me ha dado como mil oportunidades para cambiar, ésta es la única que he aprovechado, por mis hijos. Es muy bonito ver cómo se me abren las puertas. Y así como conocí y viví el mal, ahora estoy viviendo, disfrutando y haciendo el bien. He conocido la experiencia de sentirme bien haciendo el bien. Antes solo me sentía bien haciendo el mal. Y esa capacidad, esa luz, me la ha dado Dios a través de las puertas que me han abierto. En el peor momento, estando en situación de calle me brindaron calor fraternal, comida y ropa", testimonia Rubén.

Siempre es posible una vida mejor

Lo dijo el cardenal Ezzati en su homilía: "María quiere hacer de nuestra vida una vida de hermanos". Agregó que si miramos a cada persona como un hermano, nadie será un "desecho", y que en esta sociedad "tan fuertemente marcada por el individualismo, por la búsqueda de propio bienestar, a cuántas personas las miramos como un desecho que no nos sirve". Luego, el pastor invitó a no mirar al que está en la cárcel simplemente como un delincuente, "sino a una persona que tiene en sí la dignidad de hijo de Dios y la posibilidad de restaurar la propia vida, siempre que encuentre un buen samaritano que lo mire con bondad, se detenga, lo cure de sus heridas y se preocupe de él. Siempre hay posibilidad de una vida nueva, de una vida mejor".

Rubén es testigo de ello: "Siempre había una palabra de consuelo, esperanza y dignidad. Me hicieron sentirme como el hijo pródigo, seguro. Hoy, frente a todos ustedes, puedo decir con mucho orgullo, que soy más que un vencedor y victorioso, porque he vuelto a la vida, con el Señor, haciendo el bien".

El Arzobispo de Santiago resaltó y agradeció esta labor de Paternitas, en tanto que su director, el padre Nicolás Vial, valoró la presencia en La Viñita del pastor de la arquidiócesis, "que es para nosotros un incentivo, un ánimo y una bendición, porque se trabaja con gente con muchos conflictos. Que venga y nos anime es realmente importante". También participaron en la eucaristía Cristián Letelier, ministro del Tribunal Constitucional, y el comandante Oscar Luna Mella, representante de la Dirección Nacional de Gendarmería.

Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 28-04-2016