Con gran alegría la comunidad de la Parroquia San Pablo de Calama bendijo e inauguró este fin de semana la primera Capilla de adoración perpetua de la ciudad, celebración que presidió el Administrador Apostólico de la Diócesis San Juan Bautista, padre Enrique Olivé Turu junto al sacerdote Job, religioso de la Congregación Discípulos de Jesús de San Juan Bautista.

La capilla de adoración perpetua es un espacio de gracia y recogimiento que permite a las personas en cualquier momento del día encontrar la paz, a través del encuentro personal con el Señor Sacramentado.

Gran promotor de esta iniciativa en Calama fue el sacerdote Patricio Hileman, enviado por el Papa Juan Pablo II para formar Mil capillas de adoración perpetua en Latinoamérica, quien se contactó con el entonces, obispo de la Diócesis, mons. Guillermo Vera Soto.

Este proyecto tuvo muy buen eco en la Parroquia San Pablo, a cargo de la Comunidad de Religiosos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, quienes en Argentina -su país de origen- cuentan con varias capillas dedicadas a la adoración del Santísimo Sacramento.

Fue así como se inició el llamado a personas para formar parte del grupo de Adoradores, cuya finalidad es que el Santísimo Sacramento sea adorado día y noche sin interrupción.

Este sábado luego de la celebración de la Eucaristía, se procedió con una breve procesión a entronizar definitivamente la custodia con Jesús Sacramentado. Permanecerá allí por siempre tal como lo prometió a la humanidad “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”

Para el padre Enrique Olivé, Administrador Apostólico de la Diócesis de Calama, esta capilla es muy importante pues se trata de un regalo extra luego de celebrar la Eucaristía, centro de nuestra espiritualidad, el misterio de Cristo muerto en la cruz, que resucita y que continua en medio nuestro, manifestó.

Fuente: Comunicaciones Calama
Calama, 24-08-2015