Emotivo adiós a Padre Paul André Arnaudón

Emotivo adiós a Padre Paul André Arnaudón

“Todo lo que se ha dicho del Padre Pablo Andrés es fruto de vivir y querer vivir inspirado por el espíritu, querer vivir las Bienaventuranzas, dándose en plenitud por los demás y descubriendo a Dios en todas partes”, señaló el Padre Obispo Manuel Camilo Vial, ante un Templo Catedral pleno que acompañó en el último adiós al querido sacerdotes francés, quien el año 1970 hace su opción de ser misionero en Chile, con la firme intención de venir a nuestro país para quedarse definitivamente.

 
Lunes 07 de Enero de 2013
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Fueron cientos las manifestaciones de afecto y agradecimiento por el Padre Paul que se brindaron en la misa de exequias, celebrada este lunes 7 de enero, donde se expresó uno de sus grande sueños, que era “la formación de comunidades de base, donde las personas sean cristianos responsables de sus propias vidas y de la vida de la comunidad, muy especialmente con los jóvenes”.

El Rector de la Universidad Católica de Temuco, Aliro Bórquez, resaltó y valoró todo el legado y valioso aporte que el Padre Paul André entregó a toda la comunidad universitaria, “ Su característica más notable era su sencillez y claridad en los consejos, además de su acompañamiento y especial sonrisa”.

El Padre Paul, llegó a Santiago, bajo la dirección y acompañamiento de Monseñor Fernando Ariztía, enfoca su vida de vocación de servicio en dos aspectos fundamentales: uno corresponde a su vocación en el área de la salud como enfermero y el otro a la formación de jóvenes.

En 1972 ingresa a trabajar en el policlínico de salud Valdivieso en las cercanías del Cementerio Católico de Santiago y al mismo tiempo desarrolla su trabajo pastoral en la zona norte de Santiago.

Durante estos años, trabajó muy de cerca con el obispo Monseñor Jorge Hourton, y se traslada al policlínico Martín Luther King y muy pronto ingresa como trabajador oficial en la salud pública bajo el apoyo y tutela de Monseñor Fernando Ariztía, donde se desempeña en el área de estilización del Hospital San Juan de Dios, también vive un tiempo en la población La Bandera para formar comunidades de base.

Posteriormente, se traslada a vivir a la comuna de Maipú en los campamentos comunitarios, donde forma parte de una comunidad de sacerdotes trabajadores. Junto con mantener su trabajo en el hospital San Juan de Dios, nuevamente, inicia el proceso de formación de comunidades con jóvenes en la comuna de Maipú. Durante estos años su espíritu se nutre de Jesús y de la espiritualidad de los hermanos de Foucault.

“Su meta es regresar a Chile lo antes posible”

En el año 1973 a raíz del golpe de estado se produce tanto para el país, como para la vida de muchos chilenos, el quiebre institucional y personal, quiebre que alcanza el proyecto del Padre Pablo y debe cambiar drásticamente sus planes, la situación que afecta a los sacerdotes obreros y la muerte de su compañero de sacerdocio Joan Alsina, obliga al Padre Pablo a salir de Chile, con el propósito de salvar su vida y proteger sus comunidades. Estando en Francia su meta es regresar a Chile lo antes posible, para volver junto a los suyos.

En 1975 regresa a Chile donde es recibido por el Obispo Hourton en Valparaíso y se instala en Santiago en la Vicaría de la zona norte, vive en la Viñita y trabaja en el policlínico de salud.

Don Fernando Ariztía le ofrece irse al norte de Copiapó, pero a partir de 1978 el Obispo Hourton le pide que se haga cargo del ISPAJ (Instituto de Pastoral Juvenil) en esta función Pablo transfiere toda su experiencia pastoral con jóvenes a lo largo y ancho de Chile, crea y desarrolla una metodología de formación de asesores y acompañantes, metodología que hasta el día de hoy recobra vida en diversos lugares de Chile, especialmente en la Pastoral Universitaria de Temuco. Durante varios años fue el representante de los sacerdotes y religiosas francesas en Chile.

A fines del año 1986, Pablo Andrés recibe un duro golpe para sus propósitos sacerdotales y personales, el diagnóstico de una leucemia cambia drásticamente sus planes y prioridades, comienza aquí un proceso de análisis personal, diagnósticos médicos y proyecciones de vida que le obligan a generar un aprendizaje de vida que le llevará a compatibilizar el cuidado de su salud con el llamado a seguir su proyecto sacerdotal, junto con esto se produce su obediente regreso a Francia, parte con la convicción de que su lugar está en Chile y que pronto regresará, permanece en Francia durante 5 años, donde continúa trabajando con la Pastoral Juvenil, sigue su tratamiento de leucemia, y su milagrosa recuperación le permiten regresar a Chile en el año 1985.

El nombramiento de Monseñor Hourton como Obispo Auxiliar de Temuco, será el vínculo de llegada a su definitivo Temuco, acá Pablo Andrés llega a vivir con Monseñor, quien en 1999 lo nombra capellán de la Universidad Católica de Temuco, universidad que lo acogió y lo empapó de amor y alegrías especialmente entre sus funcionarios. Desde allí el Padre Pablo se integra a la Pastoral Universitaria, donde el año 2001 es nombrado Asesor General de la Pastoral Universitaria imprimiéndole su sello, siempre respetando los tiempos de los jóvenes y la particularidad de cada uno de sus amados chiquillos.

Como Asesor de la Pastoral Universitaria recorrió todas las universidades e institutos en diálogos y reuniones, misas y su eterno acompañamiento personal y comunitario. De esa relación surgen otras experiencias de acompañamiento a familias, formada por sus antiguos chiquillos y quienes regresaban a él para acompañarlos en su proceso de discernimiento matrimonial y lo que más le gustaba era bautizar a los hijos de estos chiquillos. También aquí nació la comunidad de profesionales, tan motivada por él, decía que estas comunidades de profesionales eran la consolidación de la comunidad universitaria, era el reconocimiento del verdadero sentido de la experiencia de comunidad, donde el discernimiento cristiano trascendía a la familia, el trabajo y el mundo.

Esta es la vida de nuestro amado Pablo, trabajó fuerte e incansablemente en ser semilla del Reino, definiendo un estilo de vida personal y pastoral marcado por su consecuencia con el evangelio, su opción por los pobres y el vivir austeramente, sin sacrificio alguno, tal como lo hizo Jesús entre nosotros.
Esta identidad la plasmó en el alma de la Pastoral Universitaria, también en sus comunidades de Mapudungun, Jesús Carita, AMICAT y su grupo de francés.

Fuente: Comunicaciones Temuco
Temuco, 07-01-2013
Audio: Mons. Manuel Camilo Vial (1)
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Audio: Mons. Manuel Camilo Vial (2)
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Audio: Lectura carta de P. Gerardo
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Audio: Carta despedida hermanas de P.Paul André
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Audio: Rector UCT, Aliro Bórquez
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